Estructura terciaria
Es la estructura plegada y completa de la
cadena en 3D. Ocurre cuando ciertas atracciones están presentes entre hélices
alfa y hojas plegadas (conformación β).
Es específica de cada proteína y determina su
función. Las características físicas y químicas de la molécula dependen de su
estructura terciaria.
Las regiones de la proteína con una
estructura secundaria definida se llaman dominos. La estructura terciaria
define las interacciones entre los diferentes dominios que la forman.
El plegamiento terciario no es inmediato,
primero se agrupan conjuntos de estructuras denominadas dominios que luego se
articulan para formar la estructura terciaria definitiva. Este plegamiento está
facilitado por uniones denominadas puentes disulfuro, -S-S- que se establecen
entre los átomos de azufre del aminoácido cisteína.
Hay dos tipos de proteínas, según su
estructura terciaria:
Proteínas fibrosas: estructuras con forma de
fibra o lámina. Insolubles en el agua. Las proteínas que dan forma y protección
a los organismos suelen ser fibrosas. Las proteínas fibrosas se forman por
repetición de estructuras secundarias simples.
Proteínas globulares: estructuras globulares.
Solubles en el agua. Muchas enzimas y proteínas reguladoras tienen esta forma.
Las proteínas globulares tienen una estructura terciaria más compleja, formada
a partir de varias estructuras secundarias diferentes. En las proteínas globulares,
los residuos apolares se orientan hacia el interior (hidrófobos), y los polares
hacia el exterior (hidrófilos).
Ejemplo de proteína fibrosa: colágeno
Ejemplo de proteína globular: mioglobina
Las proteínas mantienen su estructura y
función dentro de la célula, pero un cambio en las condiciones puede suponer la
alteración de su estructura terciaria, llegando incluso a perder su función.
La pérdida de la estructura terciaria de una
proteína supone la pérdida de su función. Se habla de desnaturalización cuando
el cambio en la estructura de la proteína es tan grande que ésta no puede mantener
su función. La mayoría de las proteínas se pueden desnaturalizar por calor, pH
extremos, disolventes, o detergentes. La desnaturalización no supone la ruptura
de los enlaces covalentes, pero sí de las interacciones débiles que mantienen
la estructura tridimensional.
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